Quizá por vivir en una ciudad pequeña, quizá porque miraba a mi alrededor y no al móvil, vi a una mujer que caminaba sofocada cargando dos maletas grandes. Yo iba en coche y di un rodeo para volver hacia ella. Me ofrecí a llevarla a donde fuera y confió en mí. La llevé al hospital, y en los dos minutos de trayecto supe que es de Valladolid y que acababan de subir a planta a su marido, que ingresó en coma. Antes de despedirse me dio un abrazo, ella más sonriente y yo feliz.
Qué útiles serían las redes sociales con #mibuenaacciondeldia.