
Recuerdo una frase de un famoso entrevistador: «Todos tenemos una opinión, pero solo a unos pocos nos pagan por dar la nuestra». Admiré esa idea, la de ganarte la vida diciendo lo que opinas, aunque, ya desmitificada, doy más valor al que opina por amor al arte de opinar, pues no creo en la independencia del que cobra por lo que piensa.
Todos tenemos información, todos poseemos opiniones y todos contamos con experiencias. Resulta que a quien más me gusta escuchar, a quien pregunto su opinión, es al que ha vivido lo que cuenta. Cuando opinas según tu experiencia hablas con respeto y con ganas de ser útil.